viernes, 27 de mayo de 2011

Art Bites .20

detalle
Manolo Valdés
Caballero, 1990
Óleo sobre arpillera
182,9 x 144,8 cm

Una de nuestras piezas más destacadas de Manolo Valdés es la protagonista del Art Bites número 18. Se trata de una arpillera realizada en 1990 que retrata a un Caballero del barroco.
Manolo Valdés acumula una extraordinaria carrera artística que se inicia con la fundación del Equipo Crónica en 1964, junto con Juan Antonio Toledo y Rafael Solbes. Tras la disolución del grupo en 1981 Manolo Valdés elabora un discurso artístico muy característico influenciado por la obra de Rubens, Rembrandt y Matisse. Se inspira en las figuras del barroco español, y siente una predilección especial por Las Meninas de Velázquez. La utilización de estas figuras como elementos articuladores de su creación artística lo catapultará en una estrella internacional. Gracias a Valdés, Las Meninas se han convertido en un icono del arte contemporáneo actual y un emblema de la cultura española global.

Su inconfundible estilo ha impregnado su último encargo oficial, un retrato del Rey Juan Carlos I que adornará el ayuntamiento de Madrid. Hoy ha salido publicado en El Mundo un bello artículo escrito por Kosme de Barañano, un reputado catedrático de historia de arte que entre otros cargos ha sido subdirector del Reina Sofía y director del IVAM.

A continuación procedemos a citar algunos fragmentos destacados. Si desea leer el artículo completo lo puede hacer aquí.



"Las obras de Valdés valen por la potencia transfiguradora del mundo real (el cual ya está ahí, se basta a sí mismo y no necesita ser vestido con otro lenguaje) que Valdés les infunde. Su pintura realista no pretende representar el conjunto de anécdotas de una persona (como los Zubiaurre o Hopper) sino los signos de identidad de un paisaje (como Arteta, o como Beckmann).

"Transposición, idealización, filtro, metamorfosis: tal es la operación mágica cumplida en las grandes obras de arte", ha señalado acertadamente Guillermo de Torre. El retratista profundiza en la realidad a través de la creación plástica. Goya a través de la pintura queda libre y abierto a la invención, a la innovación y al análisis. El ojo del espectador luego va al lienzo y regresa a la mente, reflexionando. Se pregunta por lo que ha percibido. El ojo interpreta lo que otro ojo y otra mano ha descrito o ha señalado. Por el humo volvemos al fuego.

La pintura de Valdés oscila entre el poema en prosa, la erudición pasada por el tamiz de la elegancia y la ironía que se apresta a combatir los ultrajes de la historia. Su retrato es de un estilo totalmente personal. Estilo en el que entran muy diversos materiales (la historia y experiencia personal, la estupefacción de un arcano, la anécdota intrascendente) componiendo una obra en la que finalmente reconocemos la potencia sentimental del artista: el compendio valorativo que ha llevado sobre los más diversos objetos, su derroche de amor y de elegante escepticismo."

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